EL CRIMEN DE DIEGO FERNÁNDEZ LIMA REABRE UN MISTERIO DE 1984 EN BELGRANO

El hallazgo de restos humanos en una vivienda vecina al emblemático chalet donde vivió el músico Gustavo Cerati, en el barrio de Belgrano (avenida Congreso al 3700), ha conmocionado a la ciudad y reavivado un caso que permanecía enterrado desde hace más de cuatro décadas.

La víctima fue identificada como Diego Fernández Lima, un adolescente de 16 años desaparecido el 26 de julio de 1984. Los restos fueron encontrados en una fosa clandestina ubicada en el fondo de la casa contigua a la propiedad del exlíder de Soda Stereo.

Según informaron fuentes judiciales, el principal sospechoso del crimen es Cristian Garf, de 56 años, quien era amigo y compañero de la víctima desde el jardín de infantes. Ambos asistían al mismo curso en la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N° 36 en el momento de la desaparición.

El caso, que hoy genera horror por la crudeza de los detalles, fue calificado por los peritos como una “muerte violenta con intento de descuartizamiento”. La hipótesis sostiene que el crimen habría ocurrido poco después de la desaparición del adolescente y que su cuerpo fue ocultado deliberadamente.

Durante las investigaciones, también se indagó a los propietarios de la vivienda donde se hallaron los restos, ya que residen allí desde antes de 1984 y aún lo hacen. Sin embargo, el vínculo directo entre Fernández Lima y Garf —integrante de una familia cercana a los dueños— orientó a los investigadores hacia una dirección más precisa.

A pesar de que la causa ahora será investigada bajo la figura de homicidio, la acción penal ha prescripto por el tiempo transcurrido desde el crimen. Esto significa que, aunque se confirme la autoría del asesinato, no habrá consecuencias penales ni judiciales para el responsable.

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