Editorial

BICENTENARIO DE BOLIVIA: EL RETO DE SOÑAR UN PAÍS POSIBLE

Por: Alejandro Ferrufino

Bolivia cumple 200 años de vida independiente. Dos siglos de historia marcan un hito que no solo nos invita a mirar atrás, sino, sobre todo, a proyectarnos hacia el futuro. Este Bicentenario no debe ser un simple acto ceremonial ni una postal nostálgica; es una oportunidad histórica para repensar el país que queremos construir.

A lo largo de estos dos siglos, Bolivia ha atravesado profundos procesos de transformación: luchas por la democracia, por la inclusión, por el reconocimiento de su diversidad cultural y territorial. Ha habido avances significativos y también retrocesos dolorosos. Pero si algo ha caracterizado al pueblo boliviano es su capacidad de resistencia y reinvención.

Hoy, en pleno siglo XXI, Bolivia enfrenta desafíos estructurales que no pueden seguir postergándose: la consolidación de un modelo económico sostenible, la modernización de la justicia, la reconstrucción de la confianza institucional, la mejora en la calidad de la educación pública, la adaptación urgente frente al cambio climático y, sobre todo, la superación de la polarización política que fragmenta el tejido social.

Sin embargo, también existen señales de esperanza. Una generación joven que se informa, que crea, que emprende y que participa. Una Bolivia con potencial energético, cultural y productivo. Un país que, pese a sus contradicciones, mantiene viva la convicción de que otro futuro es posible.

El Bicentenario debe servir como punto de inflexión: un momento para renovar el pacto social. Un momento para que el Estado se mire en el espejo de su ciudadanía y asuma su deber de garantizar derechos y oportunidades reales. A 200 años de la fundación de la República, el verdadero homenaje no será una parada militar ni un discurso oficial. Será el esfuerzo cotidiano de construir una nación más digna, más justa y más libre.

Por: Alejandro Ferrufino

Editorial

BICENTENARIO DE BOLIVIA:
EL RETO DE SOÑAR UN
PAÍS POSIBLE

Por: Jeferson Paz Mendoza

Bolivia cumple 200 años de vida republicana, y esa cifra resuena con fuerza. Suena a mucho por el peso de la historia, pero también a poco si miramos lo que aún nos falta por alcanzar. A dos siglos de la fundación de la República en 1825, seguimos sumergidos en ciclos de incertidumbre económica, polarización política, exclusión social y promesas incumplidas.

La pregunta es inevitable: ¿realmente hemos avanzado?

Un país de contrastes

Bolivia es un país de riqueza desbordante: cultural, natural y humana. Desde el altiplano hasta el oriente, nuestra geografía es un mosaico de belleza inigualable. Somos biodiversidad, somos lenguas vivas, somos tradición, somos juventud. Sin embargo, también somos desigualdad, somos desconfianza institucional, somos fuga de talentos, y en muchos casos, oportunidades perdidas.

La crisis económica que atravesamos, acentuada por la escasez de divisas, la caída de reservas internacionales y una creciente deuda pública, ha afectado la calidad de vida de miles de bolivianos. Y lo cierto es que nunca terminamos de salir de una crisis para entrar en otra. ¿Es este el país que soñamos?

La belleza ignorada

Bolivia es como esa chica bonita que nadie saca a bailar. Tiene todo para brillar, pero sigue esperando su momento. ¿Qué nos falta para despegar? ¿Para tener la estabilidad política y económica que tanto anhelamos?

La respuesta no es sencilla, pero hay señales de futuro. Santa Cruz, con más del 30% del PIB nacional, sigue siendo el motor económico del país. Las exportaciones no tradicionales, el agro, el emprendimiento joven y la tecnología abren caminos. Pero mientras la confrontación gane al consenso, seguiremos estancados en debates sin soluciones.

Camino al 2025: una nueva oportunidad

Con los comicios electorales a la vuelta de la esquina, la polarización vuelve a ocupar titulares. El país parece partido en dos, nuevamente. Y sin embargo, el desafío de este Bicentenario es más profundo: dejar de vernos como enemigos y comenzar a construir como aliados.

Es momento de un pacto social real, donde las diferencias ideológicas no sean excusas para frenar el desarrollo. El siglo XXI nos exige madurez, diálogo y visión. No podemos permitirnos otro siglo de ensayo y error.

Unidos por el futuro

Felicidades Bolivia por tus 200 años de historia, de lucha, de resistencia. Este Bicentenario no debe ser solo una celebración simbólica. Debe ser un punto de inflexión. Si algo nos une, es la esperanza de un futuro mejor.

Hoy más que nunca, jalar todos para el mismo lado no es una utopía: es una necesidad urgente.